lunes, 18 de junio de 2012

Buscando el desarrollo del VRAE


Hace unas semanas atrás, conocí a Máximo  Barrientos Gamboa, un hombre de aproximadamente 70 años, que llegó a la oficina de la Secretaría Ejecutiva del Grupo de Trabajo Multisectorial VRAE (SEGTMVRAE),  acompañando a uno de sus 9 hijos, que en la actualidad se desempeña como Alcalde del Centro Poblado Valle Esmeralda, comunidad que pertenece al distrito de Río Tambo, de la provincia de Satipo, en el departamento de Junín.
Máximo fue uno de los  fundadores de Valle Esmerada y pasó por Pichari -La Convención-Cusco- después de mucho tiempo, aprovechando las coordinaciones de su hijo con la SEGTMVRAE y pudimos conocer un poco sobre su llegada al valle del Ene y su contribución en el desarrollo de éste, desde hace 30 años atrás

Cuenta que a sus 40 años, cuando se dedicaba al cultivo de café en la comunidad de Ramospampa, en el distrito de Sivia, de la provincia de Huanta en Ayacucho; dos vecinos suyos lo invitaron a buscar nuevas tierras, ya no en suelo ayacuchano, sino pasando el río Ene, por la frontera  de Cusco y Junín, donde las extensiones de terreno no tenían límites.
El viaje tenía como finalidad que cada uno de los integrantes obtuviera 100 hectáreas de terreno, para la producción de cacao. La oferta no estaba nada mal, solo que había un pequeño detalle, las tierras eran custodiadas por las comunidades nativas asháninkas.
Para ése entonces era difícil entablar diálogo con los asháninkas, dueños de bosques vírgenes de la margen derecha del Apurímac y Ene; sin embargo Máximo tenía las facilidades para comunicarse con el jefe de alguna de las comunidades nativas, gracias a los conocidos por parte de su esposa. Pero la mujer se opuso rotundamente al viaje por el temor de que a su esposo pueda ocurrirle algo malo y no regrese.
Eso no impidió que los tres hombres, vayan en busca de la tierra prometida. Dejaron a sus esposas e hijos y emprendieron su viaje por los caminos de herradura hacia el río Apurímac, cruzaron y continuaron con la caminata por varios días hasta llegar al Valle Kimpiri, en Río Tambo – Junín.
“El sacrificio valió la pena”, dice Máximo dando un suspiro profundo. Habían logrado llegar a un acuerdo con los hermanos asháninkas, siendo aceptados como los primeros colonos a quienes se les entregó 5000 hectáreas de terrero.
Con el logro obtenido el equipo retornó a las riveras del río Ene, hasta donde se extendía el terreno donado y en 1980 fundan la comunidad de colonos llamada Valle Esmeralda. Explica que eligieron ese nombre porque sus pobladores eran en su mayoría de la ciudad de Huanta “La Bella Esmeralda de los Andes”.
En tres años el señor Máximo, ya tenía 150 hectáreas de plantaciones de cacao en plena producción, sus vecinos también hacían lo mismo. Sin embargo Máximo era uno de los agricultores más importantes de la zona; dirigió la construcción de la escuela y colegio de Valle Esmeralda, porque según manifiesta los hijos de sus ayudantes y de toda la comunidad, necesitaban estudiar; así que cumplieron el sueño de educar a los niños. Él mismo pagaba el sueldo de los docentes, gracias a las cuotas de los pobladores por las ganancias en el cultivo de cacao; incluso tenían pensado construir una planta procesadora de cacao instalado en la misma comunidad, deseaban contar con carretera y sacar al mercado sus productos procesados, entre otras cosas; pero con la incursión de Sendero Luminoso todos los sueños de desarrollo quedaron truncados.


Con una expresión de impotencia dice: “mis propios personales empezaron a despojarme de mis pertenencias. Sendero había reclutado a todos mis ayudantes y las cosas empeoraron en 1988. La mayoría de las comunidades y poblados de todo el VRAE, nos organizábamos en Comités de Autodefensa, para defendernos porque los terroristas venían causando mucho daño".
Dice que ya nada era igual, los precios de los productos habían caído en su totalidad a causa del terror, los agricultores empezaban a dejar sus terrenos y salir fuera del valle; “fueron los años más terribles que vivimos y yo también decidí irme hacia Ayacucho en 1991”, relata con su voz casi apagada.
Después de varios años se sumó el incremento de producción de hoja de coca, que ocasionó la desaparición de grandes cultivos de café y cacao, porque no tenían precio en comparación a la coca.
“Somos el resultado de una época de violencia, pero a pesar de todo pude educar a mis hijos y ahora todos son profesionales, sé que no todos tuvieron la misma suerte y se quedaron en el desconsuelo”, menciona mientras se acomoda en su silla y continúa, “sólo con la educación saldremos adelante, debemos educar a todos los niños del VRAE. Esta zona tiene mucho potencial, necesita que le demos impulso; por lo menos tenemos carreteras en comparación a años anteriores y pronto llegará la electrificación, no podemos permitir que el VRAE siga retrasado, porque así lo dejó Sendero, retrasado en todo. El compromiso es de cada uno de sus habitantes y también del Estado”
En la actualidad su hijo menor es autoridad de Valle Esmeralda y a través de su descendencia siguen trabajando por el desarrollo del VRAE.
Así finalizó el recuento breve de las ideas de desarrollo del VRAE, ideas que aún perduran desde hace 30 años atrás; estoy segura que no fue la única comunidad con grandes sueños de superación, hay personas que desean desde siempre salir adelante. Esperamos en la actualidad y con el compromiso del Estado, participar activamente en el desarrollo de esta parte del país.


1 comentario:

  1. Escucho que mucha gente dice por que nos tenemos que pelear entre nosotros, es algo que no se entiende, verdad.
    Estoy feliz de haber nacido en este hermoso PERÚ y estoy seguro que el VRAE se desarrollara gracias a su gente, trabajo y esfuerzo de todos; asimismo estoy convencido que la educación es lo primordial para que eso suceda.

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