Hace unos días, estuve en mi cuarto soportando el calor intenso que hace aquí en el VRAE, salí a la ventana porque escuché risas y carcajadas a todo dar. Me di con la sorpresa que había un grupo de niños que corrían alegres detrás de un camión cisterna que estaba trabajando en la calle. ¡Qué locos! iban buscando que el agua arrojada por el camión les caiga como si fuera la ducha. Gritaban y se reían.
Me pregunté cuántas veces esos pequeños tienen momentos felices como ahora. Talvés si me acercara a uno de ellos y le pregunte cómo le va en la escuela, cómo están sus papás o qué hará en la navidad, me muestre un gesto de tristeza.
Pasé un largo rato en la ventana, disfrutando de esas risas inocentes que habían dejado en algún lado sus problemas; yo hubiera querido también bajar un rato a refrescarme y dejar algunas cosas atrás, pero a veces las personas mayores creemos que ya hemos crecido demasiado.
No pude hacer lo mismo pero disfruté mucho verlos felices.
No pude hacer lo mismo pero disfruté mucho verlos felices.
yo tambien quiero ser un niño para hacer cosas que los adultos no quieren hacer por que no dejan salir su niño interior
ResponderEliminarpasa muchas veces, por eso los niños son felicices en momentos que talvés para nosotros son insignificantes
ResponderEliminar