Ya que en todo los medios se habla sobre las intenciones de inscripción del MOVADEF, como partido político y del desconocimiento de muchos jóvenes sobre Sendero Luminoso; me animo a contarles que el VRAE también fue escenario de crímenes terroristas.
El 27 de febrero se recuerda un año más de la masacre de 39 pobladores en la localidad de Canayre (Ayacucho- VRAE), un amargo episodio que se encuentra actualmente en etapa de investigación, mientras tanto los pobladores continúan exigiendo justicia.
La historia cuenta que una semana antes del 27 de febrero de 1989, los Comités de Autodefensa del VRAE, que se encontraban bien organizados y permanentemente combatían a los terroristas; organizaron un patrullaje a la zona de Vizcatán y Unión Mantaro, dejando atrás unos pocos hombres al cuidado de los niños, ancianos y mujeres del Centro Poblado de Canayre.
Al parecer, conocedores que la población se encontraba en esos momentos desprotegida; el 27 de febrero de 89, unos 60 hombres provenientes del río Ene, vestidos con prendas militares, desembarcaron el en puerto creando confusión en los pobladores. En esos momentos todos pensaban que eran militares o quizá los ronderos llamados "Pichiwillcas".
Los recién llegados realizaron disparos al aire para reunirlos, manifestándoles que eran Pichiwillcas y que venían a organizar al pueblo para realizar operativos contra los terroristas. Algunos pobladores los acompañaron, otros que presumieron que se trataba de terroristas huyeron al monte y algunos confundidos se quedaron.
Los extraños rodearon Canayre, sacaron a los pobladores de sus domicilios y los reunieron en el campo deportivo, donde fueron separados varones y mujeres, en varios grupos.
Los pobladores estaban confundidos e inquietos, hasta ése momento no tenían claro quiénes eran los extraños y de pronto presentaron a dos supuestos terroristas que se encontraban tendidos en el suelo, amarrados y encapuchados. De esta manera Sendero logró engañar vilmente al pueblo.
Seguidamente solicitaron voluntarios para que los acompañen a buscar a los demás terroristas. Uno a uno se sumaron y en total, más de 40 levantaron la mano; sin embargo fueron separados en tres grupos, el primero de aproximadamente 20 pobladores ingresó al interior de lo que ahora es la Base Contraterrorista "Canayre", otros 10 fueron llevados a la posta médica y los restantes llevados hacia una quebrada; finalmente las mujeres y niños fueron trasladados a la iglesia evangélica.
En esos días se estaba realizando la instalación de energía eléctrica y en las calles del pueblo habían cables, que fueron usados por los terroristas para maniatar a los voluntarios, a quienes degollaron con cuchillos, de tal manera que el resto no loes escuchara.
Uno de los pobladores logró soltarse, apropiándose de una granada la cual arrojó contra la pared generando una explosión. Al observar que disparaban, recién asumieron que los extraños eran terroristas, por lo que huyeron del lugar por diferentes direcciones. Los que se encontraban en la posta médica ya habían sido asesinados a pedradas.
No satisfechos con el sangriento genocidio que habían cometido, saquearon el pueblo llevándose cosas de valor y dieron la orden de incendiar las viviendas; luego se desplazaron en columnas con dirección al puerto, donde abordaron sus botes y se retiraron del lugar por el río Mantaro.
Esa noche los pobladores durmieron a la intemperie, fuera de la comunidad. A la mañana siguiente, los sobrevivientes se acercaron comprobando aterrorizados que 39 pobladores habían sido cobardemente asesinados.
Posteriormente, el 5 de marzo, retornaron los miembros del Comité de Autodefensa, que habían patrullado la zona de Vizcatán, en compañía de casi 60 personas, mal vestidos y mal nutridos, que habían sido rescatadas de los campamentos terroristas; sin embargo poco duró su alegría al constatar que Sendero había asesinado, saqueado y causado gran sufrimiento a su pueblo.
Esta dolorosa y terrible experiencia, se mantiene aún en la memoria de estos humildes pobladores; constituyéndose una barbarie más de las cometidas por los terroristas, que los peruanos no debemos olvidar jamás.